miércoles, 2 de septiembre de 2015

Raymond

Estaba dentro de su mundo, no podía salir de él. Decidió salir a la calle. Subió por unas escaleras, todo era muy negro, gris, pero al mismo tiempo mientras subía parecía estar rodeado de plantas.
Subió hasta el último peldaño, la puerta, de hierro forjado, estaba cerrada. Esa era la puerta que debía haber cogido tiempo atrás pero cuando se decidió a cruzarla ya estaba cerrada.
Afortunadamente la vida le dio una segunda oportunidad. Miró a su derecha y se percató de que había otra puerta que daba a un patio. Llegó hasta ella y tras empujarla se abrió con facilidad. La vida a veces te da una segunda oportunidad, pensó. Y salió al la calle, sin rumbo fijo, solo pensaba en pasear y ver a la gente pasar.
Nadie se paraba, quizá por su aspecto mugriento. Llevaba mucho tiempo sin lavarse, pelo y barba muy desaliñadas. Sus harapos bastante sucios también, desprendían un olor desagradable.

Raymond tiene 50 años y recientemente abandonó el albergue Broadway San Mungo. Antes de llegar ahí, había estado sin hogar durante 10 años, durmiendo entre arbustos de un parque o en calles concurridas de Londres.

A través de los años Raymond se enfrentó a una serie de problemas con su salud, que se agravaron cuando él estaba durmiendo en la calle. El período que pasó durmiendo en las calles lo dejó más delgado, y su adicción al  alcohol le provocó algunas lesiones dolorosas, a veces terminando hospitalizado. Raymond tocó fondo y pensó en mejorar su salud física. Años atrás fue un pintor y decorador muy conocido. Ganó mucho dinero con su profesión. Hoy le encantaría ser capaz de trabajar de nuevo.



"Quiero recuperar la salud en mi espalda."

Raymond también sufría de asma lo que le provocaba mucha dificultad a la hora de dormir, y él también tuvo problemas de salud mental, que empeoraban mientras dormía abandonado:

"Yo estaba un poco suicida ... No había nadie que me ayudase."

Cuando por fin consiguió alojamiento en un albergue, visitó a un médico. Sus lesiones eran muy graves, había pasado mucho tiempo en la calle y eso le había perjudicado la espalda de por vida. Solo sesiones de rehabilitación y terapia podían mitigar un poco su calvario.

Durante su estancia en el albergue Broadway San Mungo, conoció a un trabajador que fue clave para que Raymond contactara con  los servicios sociales, y  le ayudó a gestionar sus quehaceres diarios. Raymond decía: "... sin él yo no sé lo que haría". También encontró las actividades en el albergue, como la jardinería, terapéuticas para su salud.

En el futuro, Raymond esperaba  pasar tiempo de calidad con sus hijas y nietos.

PS: Meses más tarde debido a sus adicciones y problemas de salud incurables Raymond volvió a la calle. Fue encontrado muerto en un banco de Postman´s Park la mañana del 21 de diciembre...DEP

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